ir hacia: el silencio

vaciarse

darle vuelta la cara a la brumosa palabra-información

ser la esponja de la lengua

dejar de actuar, de escribir, de decir

y                       es          cu        char

Taller «del silencio» porque de ahí nace la posibilidad del encuentro. Hacer silencio en medio de la semana.

Silenciar las voces que conversan en nuestra cabeza. Silenciar lo aprendido.

No saber.

No el no saber de la ignorancia, ni de la anestesia: es el no saber de la humildad, el no saber de la apertura a lo aun por aprender.

No saber es metamorfosis: aunque no sepamos en qué nos transformaremos, nos arrojamos a la transformación. El silencio es la semilla.

Cultivamos entonces el silencio de la escritura, el silencio de la ronda que se mira a los ojos, el silencio que reactualiza la intuición del misterio y nos infla de vida.